Una pregunta que incomoda, pero libera.
Hay preguntas que se clavan suave y otras que llegan como una sacudida.
Esta es de las segundas.
¿Te amas o te conformas?
Porque muchas veces creemos que nos estamos cuidando cuando en realidad nos estamos silenciando. Creemos que estamos eligiendo paz cuando solo estamos evitando el conflicto. Pensamos que estamos siendo realistas, cuando en realidad nos estamos apagando poco a poco.
Conformarse no es lo mismo que aceptar.
El conformismo nace del miedo. La aceptación nace del amor.
Una te encierra. La otra te expande.
Te conformas cuando te quedas en una relación solo porque podría ser peor o no estoy tan mal. Cuando dejas pasar comentarios que te duelen porque no es para tanto. Cuando apagas tus sueños por no incomodar. Cuando vives en modo piloto automático porque así es la vida.
Y sin darte cuenta, te vas olvidando de quién eres, de lo que necesitas, de lo que en verdad deseas. Tu corazón empieza a hablar bajito, porque cada vez que quiso gritar, lo mandaste a callar.
El amor propio no siempre se siente bonito. A veces duele. A veces te empuja a tomar decisiones incómodas. A veces te invita a irte, a soltar, a incomodar, a pedir lo que necesitas.
Pero también es el camino de regreso a ti.
Amarte es decirte la verdad aunque no te guste. Es escucharte con atención. Es dejar de conformarte con migajas emocionales y empezar a buscar lo que realmente mereces.
No hace falta que tomes grandes decisiones hoy. Solo obsérvate.
¿Hay áreas en tu vida donde sientes que estás sobreviviendo en vez de vivir? ¿Hay límites que no estás poniendo por miedo? ¿Hay sueños que estás dejando en pausa por no molestar?
No te juzgues. Todas, en algún momento, nos hemos conformado. Pero también todas tenemos la posibilidad de elegirnos de nuevo. Y hoy, te estás haciendo consciente de lo qué pasa en tu vida.
Y esa decisión empieza cuando te haces las preguntas con honestidad:
– ¿Esto que estoy viviendo es amor propio o es miedo disfrazado?
– ¿Estoy viviendo la vida que quiero o me estoy conformando?
– ¿Vivo o sobrevivo?
Sí, incomoda. Pero también libera.
Porque cuando dejas de conformarte, empiezas a amarte de verdad.
Y si hoy te das cuenta de que te estás conformando, no te culpes. Abrázate.
Porque darte cuenta… ya es una forma de empezar a elegirte.