¿Conoces esa sensación de estar en la orilla del mar, y sin embargo, estar notando como te ahogas?
¿conoces esa sensación de estar ahogándote, y que todas las personas que te rodean, no se estén dando cuenta?
¿conoces esa sensación de no poder respirar cuando ni siquiera el agua te toca los pies?
A veces nos aferramos.
Sí, nos aferramos. Puede ser al trabajo, a tu familia, a algún amigo, a tu pareja… o incluso a tu ex.
A veces tenemos tanto miedo a avanzar, que preferimos no movernos, aunque estemos sobre arenas movedizas que nos van engullendo poco a poco.
A veces gritamos por dentro pidiendo ayuda, tan alto cómo podemos, pero nadie nos escucha. Ese grito de socorro resuena dentro nuestra haciéndonos pedazos. Sin embargo, fuera, suena como el silencio más aterrador que se podría contemplar.
Solo necesito tu mano.
Solo necesito saber que estás ahí, que pase lo que pase, no me dejarás caer.
Solo necesito que alguien me indique cómo sacar las piedras de mi mochila, esas que fui metiendo sin ser del todo consciente, pero que hoy, pesan tanto que me arrastran al fondo del océano.
Solo necesito que alguien cambie mi campo de visión, que me haga darme cuenta de que soy perfecta tal como soy, que no tengo que seguir buscando fuera cuando sé que todo está dentro.
Solo necesito que esa persona venga, me acompañe, aumente mi perspectiva, que me de bofetadas de realidad, pero con amor. Bofetadas que te hagan ver que lo tienes todo y que la única persona que no lo ve, eres tú.
No sé si esto te suena, si te remueve, si toca esa tecla que te hace consciente de dónde estás, pero yo también estuve ahí, por eso entiendo tan bien lo que se siente.
Bueno, estuve y a veces aún estoy.
En ocasiones me sorprendo a mi misma metiendo el pie en ese mar del que te hablo, pero ahora es diferente, soy diferente, estoy diferente.
Ahora tengo técnicas para salir, y si no lo consigo, ya no tengo miedo a pedir esa mano que me ayude, que me sostenga, o que me de una buena bofetada.
Hoy quiero que sepas, que si necesitas esa mano, si estás buscando una mano que te ayude, puedes contar con la mía, y que juntos, haremos el camino hacia la arena, donde podremos ver el mar, desde otro lugar.